AMORES COMO EL NUESTRO: PÁLIDO REFLEJO DEL ORIGINAL

Lima, 19 Marzo 2006, El Informante Perú (Richard Manrique).- Después de mucho tiempo observamos en nuestro mercado nacional lo que se hace hasta la saciedad en otros mercados internacionales, realizar un remake de una novela de éxito. Después de ocho años volvemos a tener en pantalla una novela de este tipo y aunque estos no han tenido el suceso del original (la última realizada en 1998 por Panamericana fue Nino llamada “Detrás de la verdad” que fue un desastre tanto en sintonía como en su producción).

Ahora nos llega “Amores como el nuestro” nueva versión del primer éxito de Michel Gómez y Eduardo Adrianzén llamado “Los de arriba y los de abajo” que fue un éxito en sintonía merced al buen gusto en explotar la picardía criolla en base a una historia donde los romances y problemas se entremezclaban entre acaudaladas familias y un curioso barrio popular llamado “Villa Fátima” donde sus personajes secundarios muchas veces “robaban” el show a los estelares. Todo un buen producto tremendamente localista, pero hecho con clase y sobretodo reflejando la realidad de nuestra urbe.

Para nuestro gusto “Los de arriba y los de abajo” tenía su encanto, pero de ahí a considerarlo como “clásico” hay un abismo, eso sí jamás hubo unos personajes tan queridos como “Chamochumbi y Constitución”, pero desde que Eduardo Adrianzén escribió un libro sobre las telenovelas en el Perú y le dio su lugar a esta producción, muchos lo consideran como tal, aunque ello sea materia de discusión no podemos ignorar, por cierto, la audiencia que tuvo.

Ahora Panamericana Televisión nos presenta esta nueva versión basada en la novela original de Adrianzén llamada “Amores como el nuestro” que relata la historia de amor entre Fausto (Ismael La Rosa) y Beatriz (Virna Flores), dos jóvenes que viven en un barrio popular llamada “Ciudad Nueva”. Fausto, se ha convertido en un joven veleidoso, siempre viviendo al límite y que se deja llevar por el momento y por sus impulsos, sean estos de carácter amorosos o laborales. En contraste, Beatriz a partir de su conservadora crianza familiar ha entendido la importancia de tener valores en la vida, así como hacerlos respetar.

Fausto está marcado por una niñez trágica producto de la relación de sus padres con el dueño de una hacienda en Cajamarca, don Joaquín Beramendi (Enrique Urrutia), quien preso de la ira y la locura decide incendiar toda su propiedad antes que -debido a una deuda- ésta sea entregada a un banco. En este incendio Juan Dioses, el padre de Fausto -en ese momento de cinco años- muere calcinado al intentar rescatarlo a él. Maria Dioses (Lilian Nieto), la madre de Fausto, decide emigrar a Lima con su pequeño hijo. Lo mismo hará Joaquín acompañado de su hija Carolina (Gabriela Billoti) embarazada de la futura Natalia (Excelente Daniela Sarfaty), su yerno Ernesto (Paco Varela) y su nieto Víctor. Esta huída de Joaquín y su familia se da ni bien consumado el genocidio, sin saber que no podrá huir de sus fantasmas nunca, ni tampoco de la inexorable maldición que María le lanza antes de marcharse.

Lo primero que tenemos que decir es que la buena trayectoria que han tenido en el extranjero Virna Flores e Ismael La Rosa debe haber sido la causa para que la producción haya pensado en ellos para ser los protagonistas de esta trama; sin embargo su imagen y presencia actoral valen más para actores secundarios que para lograr un estelar de este tipo (más Virna que Ismael) en lo que tiene que ver mucho el guión, por ejemplo a Virna le fue muy bien en “La rica Vicky” debido a un guión más acorde con su personalidad. Por otro lado Ismael también agradó a muchos su breve paso en “Estrellita” en la cual estaba perfecto más allá del fracaso que significó dicha producción.

Sin embargo realmente en esta producción ninguno de los dos está para los personajes estelares, parecen “dos pituquitos jugando a ser pobres” en un barrio demasiado “acomodado” no como esa “Villa Fátima” que Michel Gómez plasmó en la versión original. Aquí todo parece pre fabricado, hasta la música está pasada de moda y para colmo, muy pocos se salvan de una aceptable actuación.

Lejos Oscar Carrillo y Mónica Sánchez (protagonistas de la versión original) eran mucho mejor pareja que Virna e Ismael, su acertada quimica en una trama que no inventaba nada, simplemplemente recogía lo que la calle hace o dice. Y en eso tenía mucho que ver la mano de Gómez que, valgan verdades, a pesar de ser extranjero aprendió desde "Regresa" a retratar el costumbrismo limeño sea en una trama familiar, romantica o misteriosa.

Sin embargo, aquí no existe ningún “Chamochumbi” y ninguna “Constitución” que les dé "cierto respiro" a la historia, pues el realismo no existe en la trama, es más ni siquiera se siente, no hay un personaje que refleje al peruano común y corriente y ello es producto de un guión soso y aburrido.

Lo mejor de “Amores como el nuestro” se llama Daniela Sarfaty muy bien como Natalia Vargas, hermosa, conflictiva, rencorosa y malvada, cuando quiere, conjuga bien todos los aspectos negativos de su turbulenta personalidad. Hasta el “look” le queda perfecto. Otra que gusta es Cristina Urueta como Olenka Ramírez que en nada hace recordar a nuestra querida Teddy Guzmán que personificó dicho papel en la versión original.

Lamentablemente esta producción de Michelle Alexander no pega como se esperaba, parece la continuación de “Viento y arena” con los mismos lineamientos y estilos que tuvo esa producción a pesar de tener a un buen director como lo es Aldo Salvini; sin embargo para que el producto pegue tiene que haber una concordancia de eficiencia y calidad en todas sus partes, lamentablemente el casting y el guión no es el que se esperaba. Esperemos que mejore.


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